La mayoría de nosotros sabría reconocer y distinguir entre una persona grunge, hippie, emo, rapera, heavy, gótica… estas y otras múltiples denominadas subculturas surgieron en su mayoría a finales del siglo pasado como consecuencia de una forma y estilo de vida muy concretos.
Pero con el paso del tiempo y la aparición y posterior eclosión y popularidad de las nuevas tecnologías –Internet, blogs, redes sociales-, han ido surgiendo otro tipo de subculturas que actualmente más bien son consideradas e identificadas por los sociólogos como categorías socio-profesionales, y que atienden más bien a aspectos de comportamiento estrechamente relacionados con los nuevas tecnologías.
Recientemente hemos estado oyendo hablar de los Millennials y de cómo éstos influían en las empresas, llegando al punto de cambiar su modus operandi para lograr introducirse e interactuar con ellos dentro del universo digital, un medio que los millennials dominan a la perfección y al que siempre piden más.
Posteriormente aparecerían otros conceptos de tribus urbanas como los hipsters, los indies, los cuquis e incluso los gafapastas, todos ellos estrechamente relacionados con el sector de la moda pero también con el ámbito de las nuevas tecnologías. Y así sucede que cada año (y aún con el apogeo de algunas de las anteriores tribus citadas), se empiece a hablar de otros conceptos socioculturales acaecidos a consecuencia de un estilo de vida muy influenciado por Internet, el Social Media y las nuevas tecnologías.
El Social Media y las tribus urbanas 3.0
Muppies. Es la fusión de los conceptos Millennial y Yuppie propuestos por la escritora Michelle Miller para definir la moda juvenil de vida sana y ocio digital. Los muppies quieren alcanzar el éxito profesional por satisfacción personal más que por la remuneración económica y su estilo de vida no puede entenderse desligado del mundo digital: acuden a Internet para informarse de todo, hacen uso del e-commerce y poseen numerosas cuentas en diferentes redes sociales (aunque su preferida es Instagram), donde aprovechan para mostrar su lado más solidario y saludable con instantáneas de alimentos o representaciones de crítica social, donde no fallan las etiquetas #healty, #hitech o #stop + algún término de abuso social.
- Swaggers. Se trata de una subcultura influenciada por el hip hop (más que música, por el estilo y el concepto de moda), ciertos aspectos de la cultura latina (como su gusto por los ritmos caribeños como el dembow), e incluso del universo cani. Su origen se remonta a tan solo un año (2014) cuando en la puerta del Apple Store de Barcelona se juntaban todas las tardes un grupo de llamativos adolescentes para pasar el rato con los amigos, escuchando –e incluso bailando- música y haciéndose fotos que posteriormente compartían en sus perfiles sociales, mientras aprovechaban el Wifi gratis.
- NOwners. Del inglés No (no) Owners (propietarios), se trata generalmente de millennials cuya máxima no es poseer cosas sino solo usarlas cuando las necesitan, y bien sabemos que el medio digital ha relanzado la tendencia de “segunda mano”. Los nOwners prefieren alquilar coches en Bla Bla Car o Amovens, o comprar y revender desde ropa (Closket o Chicfy) hasta dispositivos móviles (Segundamano.es o eBay) para disfrutar de lo último sin hacer grandes esfuerzos en su economía. Y para ello no dudan en visitar las páginas web más especializadas o enterarse de la última adquisición de X amiga/conocida/celebrity por las redes sociales, donde también comparten sus hallazgos.
En definitiva, no cabe duda de que el Social Media ha contribuido de manera relevante en el estilo de vida de todos nosotros. Internet y las redes sociales estrechan fronteras y nos permiten conocer aspectos de otras culturas por muy lejanas que sean, despertando en muchas ocasiones sensaciones y preferencias que antes teníamos ocultas y favoreciendo la búsqueda constante de quiénes somos y cómo queremos vivir nuestra vida.
A su vez las empresas comienzan a ser más “persona”, modificando sus mensajes y su apariencia en el medio online. Ahora pueden disponer de un enfoque que detalle a la perfección a su tipo de tarjet o público objetivo y a su vez se aseguran una proyección positiva del negocio a corto, medio y largo plazo que se adecue a los gustos y comportamientos sociales.