El paso del tiempo nos empuja inevitablemente hacia la evolución, avances que se producen no solo a nivel personal, sino que también debemos aplicar en el ámbito de nuestra empresa. Cambiar el logotipo de nuestro negocio puede ser un proceso lento y de muchas incertidumbres, por si gustará a nuestros clientes, por si representa nuestros valores de marca, o incluso por si guarda algún ápice de lo que era en sus orígenes.
Pero, ¿cuándo debemos cambiar el logotipo de empresa?
Son varias las razones que te pueden llevar a querer efectuar esa evolución pero el más evidente y habitual es cuando el diseño de logotipo actual queda obsoleto o ya no representa la misión, visión y valores de la empresa.
Es evidente que todos los años se producen una serie de cambios o tendencias en cuestiones de diseño gráfico (y en todos los sectores en general) que pueden hacer que tu logotipo se vea arcaico y que por tanto, el público en general te perciba así.
No estamos diciendo que debamos cambiar el logotipo de empresa cada dos por tres (algo que podría llegar a generar cierta confusión e incluso falta de profesionalidad y seriedad), pero sí es recomendable efectuar pequeños cambios y/o adaptaciones de nuestro logotipo cuando éste no representa a nuestra empresa.
Los cambios en el logotipo de empresa pueden darse en su conjunto o adaptando las diferentes partes que conforman la identidad visual de tu empresa; esto es logotipo, isotipo (tipografía) e imagotipo (tipografía+imagen).
En ese momento es el diseñador gráfico quien debe adaptar las tendencias de diseño gráfico actuales con los valores de la empresa en cuestión; un trabajo que requiere de pericia, atrevimiento e intuición.
El diseñador gráfico debe diseñar un logotipo fácilmente legible, reconocible y único, capaz de llamar la atención y de representar a la empresa en cuestión con un simple vistazo, con la ayuda de una determinada tipografía y la combinación de colores que guarden relación con el sector en el que opera la compañía, atendiendo a cuestiones de percepción y psicología del consumidor.
Pero sobre todo, el diseñador gráfico debe crear un logotipo que por encima de todo proyecte profesionalidad, sin importar en qué medio o formato se encuentre presente, tanto impreso como digital (recuerda que el logotipo de tu empresa debe estar presente o todo lo que hagas), atendiendo a métodos de adaptación para poder redimensionarlo sin que pierda calidad ni nitidez, o lo que actualmente se conoce como logotipos responsive.